ORANDO CON LA PALABRA

Desde el principio, Dios se ha revelado como aquel que ama, que elige libremente y se une con fidelidad a toda la humanidad. El Antiguo Testamento proclama el amor de Dios por su pueblo, mostrando cómo lo eligió, lo salvó, estableció un pacto con él, lo condujo con amor y fue su buen pastor.

El Corazón de Jesús nos lleva al centro de la vida cristiana, a lo esencial de nuestra existencia y de nuestra fe. La vida cristiana, desde el inicio hasta el final, es un misterio de amor. Ser discípulo no es otra cosa que creer en el amor de Dios por nosotros. Aceptar este amor implica responder con amor. El mandato de amarnos unos a otros es una consecuencia lógica del misterio que celebramos. Como afirma San Juan: “Si Dios nos ha amado de este modo, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Jamás nadie ha visto a Dios. Si nos amamos los unos a los otros, Dios vive en nosotros y su amor en nosotros es perfecto”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

«Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses.» (Js. 24,16)

LA HOMILÍA EN LA PARROQUIA

P. Oscar- 1/9/2024

REFLEXIONES VARIAS

Obispo Jorge García Cuerva – 1/9/2024

P. Norberto Chirigliano – 31/8/2024

AGENDA

  • sábado 07 - 00:00 hs
    COLECTA + X -
  • sábado 07 - 16:00 hs
    FIESTAS PATRONALES CENTRO MADRE TERESA
  • domingo 08 - 00:00 hs
    COLECTA + X -
  • domingo 08 - 16:00 hs
    MISA EN SENDEROS DE PAZ

CÁRITAS PARROQUIAL

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Sábados: 18.30 hs
Domingos: 10 hs

I SÍNODO ARQUIDIOCESANO

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

La belleza de existir no se experimenta tanto en los grandes acontecimientos y momentos de éxito, sino más bien en la lealtad y el amor con que nos esforzamos por crecer juntos cada día.

Que este Reino encuentre plena acogida en esta tierra, para que todos los pueblos de Papúa Nueva Guinea, con la variedad de sus tradiciones, convivan en armonía y den al mundo un signo de fraternidad.

Un pueblo que reza tiene futuro, sacando fuerza y esperanza de lo alto.