¡Espíritu Santo! Que haciendo sombra a la purísima Virgen María, y llenándola al mismo tiempo de gracia, obraste de un modo inefable y omnipotente la obra infinita de la Encarnación del Verbo eterno, en el seno virginal de María, ven a nuestros corazones y concédenos la gracia necesaria para que seamos dignos de recibir al mismo Hijo de Dios hecho hombre y sacramentado por mi amor, y también la intención especial que te pedimos en esta Novena, si es para mayor gloria de Dios, y bien de todos. Amén.