
El Esclavo de la Virgen, el Negro Manuel
En este tercer día de la novena los invitamos a contemplar la figura de uno de los principales protagonistas de esta historia, el Negro Manuel.
La historia nos cuenta que él estuvo junto con la virgen desde el primer momento. Poco tiempo después de lo sucedido con los carretones, se levantó una pequeña ermita, y se destinó un negrito esclavo llamado Manuel, para que cuidara del culto de la Santa Imagen particularmente de la lámpara que la iluminaba y que ardía incesantemente. El Negro cuidó la Imagen Milagrosa a lo largo de cincuenta y cuatro largos años. Manuel, que era esclavo, decía “pertenecer a la Virgen, y que no tenía otro amo a quien servir más que a la Virgen Santísima”.
Con el correr del tiempo el Negro Manuel pasó a ser propiedad de los herederos de su primitivo dueño, quienes pretendieron llevarlo a Buenos Aires, arrancándolo de al lado de la Virgen de Luján; y por considerarse esclavo de Ella sostenía en su defensa, en un juicio que se realizó para definir su futuro, “ser de la Virgen nomás”, y que su antiguo
amo le había dicho varias veces que lo había entregado al servicio de la Santa Imagen, en calidad de donado a Ella para siempre.
Madrecita de Luján, que en la Cruz nos fuiste dada como Madre, y a orillas del río Luján te quedaste con nosotros para siempre, te pedimos cuides especialmente a tus hijos que más sufren a causa de las esclavitudes y de la violencia.
Señor Dios, que para mostrarnos tu gran amor
quisiste que Nuestra Señora de Luján
se quedará con nosotros para siempre
como Madre de este pueblo argentino,
te pedimos que junto a ella,
podamos vivir cada vez más unidos como hermanos,
amparados bajo su manto
y encontrando en sus manos alivio y fortaleza.