
- 1. Reconocer y valorar el protagonismo de los jóvenes en la comunidad eclesial y en la sociedad como agentes de transformación.
- 2. Acompañar a las víctimas de las injusticias sociales y eclesiales con procesos de reconocimiento y reparación.
- 3. Impulsar la participación activa de las mujeres en los ministerios, las instancias de gobierno, de discernimiento y decisión eclesial.
- 4. Promover y defender la dignidad de la vida y de la persona humana desde su concepción hasta la muerte natural.
- 5. Incrementar la formación en la sinodalidad para erradicar el clericalismo.
- 6. Promover la participación de los laicos en espacios de transformación cultural, político, social y eclesial.
- 7. Escuchar el clamor de los pobres, excluidos y descartados.
- 8. Reformar los itinerarios formativos de los seminarios incluyendo temáticas como ecología integral, pueblos originarios, inculturación e interculturalidad y pensamiento social de la Iglesia.
- 9. Renovar, a la luz de la Palabra de Dios y el Vaticano II, nuestro concepto y experiencia de Iglesia Pueblo de Dios, en comunión con la riqueza de su ministerialidad, que evite el clericalismo y favorezca la conversión pastoral.
- 10. Reafirmar y dar prioridad a una ecología integral en nuestras comunidades, a partir de los cuatro sueños de Querida Amazonía.
- 11. Propiciar el encuentro personal con Jesucristo encarnado en la realidad del continente.
- 12. Acompañar a los pueblos originarios y afrodescendientes en la defensa de la vida, la tierra y las culturas.