LES ENSEÑÉ QUE APRENDER A ORAR ES APRENDER A ESPERAR Y, POR TANTO, APRENDER A VIVIR

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación”»

Lucas 11, 1-4

Abba, he pasado gran parte de la noche en oración, en soledad contemplativa contigo, en quien tengo puesta mi esperanza. Mi amor por ti, Abba, crece continuamente. Gracias de todo corazón por acogerme.

¡Necesito tanto estar contigo!, Abba.

Tu contacto me acompaña, Abba, y me determina, suscita una gran paz en mi alma, no quiero vivir más que para ti, contigo y en ti.

Estaba acariciando la idea de hablarles de la importancia de la oración, Abba, y uno de mis discípulos me pidió que les enseñara a orar.

Lo primero fue enseñarles a llamarte Abba, para que expresen su condición de hijos y, por supuesto, su ser hermanos.

Abba, la oración es la esperanza en acto, para que la tierra se convierta en cielo.

Anuncié enseguida tres peticiones que proyectan una luz sobre la evidencia de tu paternidad, Abba, como el padre que da el pan, que desea que vivamos en paz con nuestro prójimo, que perdona los pecados, que defiende a sus hijos de los engaños.

En el espejo de la esperanza se ve la esencia de tu amor, y tu amor, Abba, es un amor sin reservas. Tu amor es creativo e incluye una disponibilidad inagotable al perdón. No más ojo por ojo y diente por diente, sino transformar el mal con la fuerza del perdón.

Abba, les enseñé que, al convertir sus anhelos en invocaciones, desde su ser peregrinos, despegados de todo, te experimentarán de forma nueva, convirtiendo sus angustias diarias en esperanza.

Cuando oraran les pedí, Abba, que te pidieran perdón por sus pecados, y se dispusieran a perdonar a todo el que les debía. Y les aconsejé también que te rogaran, Abba, para que no los abandonaras en la tentación.

¡Eres humilde y amable!, Abba, ¡a la vez que omnipotente y justo!

La tentación es prueba, si bien es comprensible como educación en la fidelidad, en el amor puro, en la fe auténtica. Yo mismo, Abba, por experiencia propia sé lo importante de estar contigo, iluminado por tu Palabra, en el momento de la tentación.

Abba, con la satisfacción de una obra cumplida, les enseñé que aprender a orar es aprender a esperar y por tanto aprender a vivir.

Apuntes para la Oración Vol.3
Dicasterio para la evangelización

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

«Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses.» (Js. 24,16)

LA HOMILÍA EN LA PARROQUIA

P. Oscar- 1/9/2024

REFLEXIONES VARIAS

Obispo Jorge García Cuerva – 1/9/2024

P. Norberto Chirigliano – 31/8/2024

AGENDA

  • domingo 08 - 00:00 hs
    COLECTA + X -
  • domingo 08 - 16:00 hs
    MISA EN SENDEROS DE PAZ

CÁRITAS PARROQUIAL

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Sábados: 18.30 hs
Domingos: 10 hs

I SÍNODO ARQUIDIOCESANO

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

La belleza de existir no se experimenta tanto en los grandes acontecimientos y momentos de éxito, sino más bien en la lealtad y el amor con que nos esforzamos por crecer juntos cada día.

Que este Reino encuentre plena acogida en esta tierra, para que todos los pueblos de Papúa Nueva Guinea, con la variedad de sus tradiciones, convivan en armonía y den al mundo un signo de fraternidad.

Un pueblo que reza tiene futuro, sacando fuerza y esperanza de lo alto.