Jesús no dialoga con el diablo, Jesús responde al diablo con la Palabra de Dios, no con su palabra y en la tentación, muchas veces nosotros comenzamos a dialogar con la tentación, a dialogar con el diablo: “sí, yo puedo hacer esto… pero luego me confieso, puedo hacer esto y lo otro”, pero no, dialogar con el diablo. Jesús hace dos cosas con el diablo: lo expulsa o como en este caso responde, con la Palabra de Dios. Estén atentos: jamás dialoguen con la tentación, jamás dialoguen con el diablo
También hoy Satanás irrumpe en la vida de las personas para tentarlas con sus propuestas tentadoras; mezcla la suya con las muchas voces que tratan de domar la conciencia. Desde muchas partes llegan mensajes que invitan a “dejarse tentar” para experimentar el placer de la transgresión. La experiencia de Jesús nos enseña que la tentación es el intento de ir por caminos alternativos a aquellos de Dios: “haz esto, haz lo otro, no te preocupes, luego Dios te perdona!, un día de alegría de gozo, tómalo…” – “¡Pero es un pecado!” – “No, no es nada”. Caminos alternativos que nos dan la sensación de autosuficiencia, del disfrute de la vida como un fin en sí mismo. Pero todo esto es ilusorio: pronto nos damos cuenta de que cuanto más nos alejamos de Dios, más nos sentimos indefensos e impotentes ante los grandes problemas de la existencia.
Que la Virgen María, la Madre de Aquel que aplastó la cabeza de la serpiente, nos ayude en este Tiempo de Cuaresma para estar alerta ante la tentación, a no someternos a ningún ídolo de este mundo, para seguir a Jesús en la lucha contra el mal; y así nosotros también seremos victoriosos como Jesús.
(Papa Francisco – 1/3/2020)




