NOVENA A LA VIRGEN DE LUJÁN – DÍA 4
En este cuarto día de la Novena, nos proponemos profundizar aún más en la vida del querido negro Manuel, atendiendo de modo especial a su profunda piedad mariana y a su providencial muerte, un modelo para todos nosotros.
La piedad mariana de Manuel reconoce a su favor varios títulos: fidelidad al cargo recibido, sencillez candorosa, espíritu de oración y de penitencia, y llamativa familiaridad en el trato con la Santísima Virgen, y ello en sumo grado. Trato que le permitía dirigirse a su “Ama” con una sencillez enternecedora, que expresa la suma confianza propia del hijo a su madre. Junto con el amor a la Sagrada Imagen ejercitaba Manuel las obras de misericordia. Recibe con respeto a los enfermos y mediante sus plegarias, las unciones que le hace con el cebo o el aceite que arde en el altar de la Virgen, o las infusiones que les da beber, les procuraba consuelo y mejoría.
…más aún, alcanzaba de Dios extraordinarias curaciones, como sucedió con el presbítero Pedro de Montalvo. A Manuel, fiel servidor de la Virgen, lo vieron sus contemporáneos ocupado continuamente en atender con diligencia preferentemente a los peregrinos; en enseñarles a pedir el favor de Dios con confianza y sencillez, invocando la poderosa intercesión de María; en señalar a los ignorantes los caminos de la salvación; en consolar a los tristes y afligidos; en atender a los enfermos; en socorrer a pobres y menesterosos; a volver a los extraviados al perdón divino, preparándolos a la recepción de los sacramentos; a recordar y agradecer la milagrosa historia de la Virgen de Luján; y a propagar el rezo fervoroso del rosario por los vivos y difuntos.
Oración
Padre bueno, que en la figura del Negro Manuel nos regalaste el modelo de un místico capaz de unir su corazón con el tuyo, te pedimos nos regales recorrer siempre el peregrinar de la vida unidos a María, siendo peregrinos de esperanza para todos quienes se crucen en nuestro camino. Amen.
Ave María
Nuestra Señora de Luján, ruega por nosotros.