Imitar a Dios, programa utópico pero generoso, que necesita de nosotros una gran imaginación y mucha entrega. Eso es lo que necesitamos Señor. Sentirnos capaces de utopías, de sueños «imposibles». La rutina cotidiana nos empobrece, nos vuelve previsibles, incapaces de soñar.
Gracias por tu propuesta Señor, con tu gracia todo lo podemos!!!!