ESPERAMOS UN CIELO NUEVO Y UNA TIERRA NUEVA

Pero todo esto que esperamos que es tan importante y fundamental para este tiempo histórico que vivimos, si está “orientado” y “encaminado” hacia Dios, tiene un horizonte tan potente y tan grande, que todo esto bueno que deseamos y esperamos, queda iluminado por la Luz que es Jesucristo, y todo lo humano, se vuelve aún más humano, más digno, más pleno.

Tener en el corazón el don de esta Esperanza grande, nos ayuda a superar todas las frustraciones que vienen con las contradicciones y con el mismo pecado. Claro que entiendo los enojos, las tristezas y dolores por los fracasos que nos toca vivir. Pero la Esperanza infunde en nosotros una Luz y una Fuerza que nos ayuda a levantarnos una y otra vez para seguir caminando.

Esperamos por supuesto vivir en una mejor argentina, con una mejor política, una mejor economía y una mejor sociedad, pero nosotros esperamos mucho más. Todo esto que es fundamental, no nos alcanza, esperamos mucho más, esperamos “un cielo nuevo y una tierra nueva”. Y tenemos la certeza que esto ya lo alcanzó Jesucristo y lo alcanzó para nosotros. Tenemos un “ancla” en el cielo, Jesús es el ancla que ha fijado nuestra vida hacia Dios y para Dios. Allá vamos y eso no lo detiene nadie.

P. Obispo Jorge Eduardo
Homilía de la Peregrinación Arquidiocesana
12 de mayo de 2024

«El vendrá entre las nubes y todos lo verán, aún aquellos que lo habían traspasado.» (Apoc. 1,7)

EN LA MISA DEL DOMINGO

Consagración al Corazón Inmaculado María

REFLEXIONES VARIAS

Mons. Angel Rossi – 1/12/2024

LLEGARON LAS AGENDAS

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
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I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

El Corazón de Cristo es salida, es donación, es encuentro. En él nos hacemos capaces de relacionarnos de un modo sano y feliz, y de construir en este mundo el Reino de amor y de justicia. Nuestro corazón, unido al de Cristo es capaz de este milagro social.