La obediencia de José nos enseña que a Dios hay que dejarlo ser Dios, sin encasillarlo en nuestras lógicas humanas. Dios rompe las medidas de nuestros planteos y especulaciones. Aún hoy, es posible que Dios se revele y nos invite a ver las cosas de manera diferente.
En este Adviento, estamos invitados a que, con una disponibilidad y obediencia como las que tuvieron José y María, nos hagamos instrumentos del nacimiento de Cristo en muchas personas. Que ellas puedan experimentar la cercanía y la ternura del Emmanuel, Dios con nosotros.