EL EVANGELIO DE HOY

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 4, 25- 5, 12

Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de Transjordania. Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo:

«Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

Felices los afligidos, porque serán consolados.

Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia.

Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.

Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia.

Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.

Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios.

Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos.

Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí.

Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron».

Palabra del Señor.

«Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.» (Heb. 1,2)

Engendrado y No Hecho – Templo Nueva Vida

LA HOMILÍA DEL P. OSCAR

1/1/2025

29/12/2024

REFLEXIONES VARIAS

P. Obispo Jorge Scheinig
Apertura Año Jubilar – 29/12/2024

Mons. Ángel Rossi – 29/12/2024

LLEGARON LAS AGENDAS

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Miércoles a Sábados: 19.30 hs
Domingos: 10 hs

I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

Expreso mi agradecimiento y mi aprecio a todos aquellos que, en las numerosas zonas de conflicto, trabajan por el diálogo y las negociaciones. Recemos para que cesen los combates en todos los frentes y se avance decididamente hacia la paz y la reconciliación.

Y hoy, en la Jornada Mundial de la Paz, todos estamos llamados a aceptar esta invitación que brota del corazón materno de María: hacernos cargo de la vida herida, dignificar la vida de cada quien es la base fundamental para construir una civilización de la paz.

Aprendamos como María a hallar la grandeza de Dios en la pequeñez de la vida, protegiendo el don precioso de la vida: la vida en el vientre materno, la de los niños, la de quienes sufren, la de los pobres, la vida de los ancianos, la de quienes están solos, la de los moribundos.

Encomendémosle a ella este nuevo año jubilar, entreguémosle las preocupaciones, los sufrimientos, las alegrías y todo lo que llevamos en el corazón. Confiémosle a ella el mundo entero, para que renazca la esperanza, para que florezca la paz en todos los pueblos de la tierra.

María, Madre de Dios y Madre también a nosotros, como a los pastores, muéstranos al Dios que nos sorprende siempre, que no viene en el esplendor de los cielos, sino en la pequeñez de un pesebre