EL DOCUMENTO FINAL DEL SINODO DE LA SINODALIDAD

Por eso no pretendo publicar una “exhortación apostólica”, basta con lo que se ha aprobado. En el Documento hay ya indicaciones muy concretas que pueden ser una guía para la misión de las Iglesias, en los diversos continentes, en los diferentes contextos, por eso lo pongo ahora a disposición de todos, por eso he dicho que se publique. Quiero, de este modo, reconocer el valor del camino sinodal realizado, que con este Documento entrego al santo Pueblo fiel de Dios.

Porque pienso que debes estar cansado
de gente que hable siempre de servirte
con aire de capitanes;
de conocerte con ínfulas de profesor;
de alcanzarte a través de reglas del deporte;
de amarte como se ama un viejo matrimonio.
[…]
Haznos vivir nuestra vida,
no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula,
no como un partido en el que todo es difícil,
no como un teorema que nos rompe la cabeza,
sino como una fiesta sin fin
donde se renueva el encuentro contigo,
como un baile, como una danza entre los brazos de tu gracia,
con la música universal del amor.

Estos versos pueden convertirse en la música de fondo para acoger el Documento Final. Y ahora, a la luz de lo que ha surgido del camino sinodal, hay y habrá decisiones que tomar.

Documento-Final-Traducido-ES

«El tarro de harina no se agotará ni el frasco de aceite se vaciará, hasta el día en que el Señor haga llover sobre la superficie del suelo» (Rey.17,14)

Lecturas del Domingo XXXII del Tiempo Ordinario (Ciclo 'B', 2024) –  Comunidad Católica Latina en Bangkok

LA HOMILÍA EN LA PARROQUIA

Diego – 17/11/2024

REFLEXIONES VARIAS

CÁRITAS PARROQUIAL

DÍAS Y HORARIOS

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I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

He recibido una carta de un joven de Ucrania que escribe: “Padre, cuando recuerde nuestros mil días de sufrimiento, recuerde también los mil días de amor, porque solo el amor, la fe y la esperanza dan un verdadero sentido a las heridas”.

Cuando los niños son acogidos, amados, custodiados, tutelados, la familia está sana, la sociedad mejora, el mundo es más humano.

San Agustín decía: «Si amas la unidad, todo lo que en ella es poseído por alguien, ¡lo posees tú también!».