«Un sabio dijo: “dadme una palanca, un punto de apoyo yo levantaré el mundo”. Lo que Arquímedes no pudo obtener porque su petición no se dirigía a Dios y era expresada solo desde un punto de vista material, los santos lo han obtenido plenamente. El Omnipotente les ha dado como punto de apoyo a Él mismo y solo a Él; como palanca ha dado la oración que inflama con un fuego de amor, y así han elevado el mundo. Y así lo elevan los santos de la Iglesia militante y lo levantarán también los santos futuros hasta
Santa Teresa de Lisieux – Apuntes sobre la oración V.1
el final del mundo».