La tradición católica siempre ha subrayado la importancia de la oración comunitaria, en donde la fe se expresa de manera coral y participada: la oración eclesial de intercesión – que es parte de la comunión de los santos – es una expresión fuerte de la unidad de la Iglesia, una unidad que se manifestará, en modo especialmente evidente, a lo largo del Año Santo, cuando los fieles de todo el mundo se unirán en oración, al compartir el deseo de conversión espiritual que los llevará a celebrar el perdón proclamado por el Año Jubilar.