La familia como escuela de oración.
La familia, dentro de la cual el niño aprende a dar los primeros pasos y a decir las primeras palabras, como “mamá” o “papá”, “gracias” y “por favor”, representa también el lugar para enseñar a orar y a decir “gracias” al Señor. Creciendo, practicará la oración siguiendo el ejemplo de los papás, aprendiendo a confiarse en el Señor incluso en los momentos más difíciles, seguro de su ayuda.