La celebración dominical de la Eucaristía del Señor está el centro de la vida de la Iglesia y de la parroquia en cuanto que es «fuente y cumbre de toda la vida cristiana», memorial de la Pascua de Cristo y actualización de su sacrificio para la salvación de la humanidad: el momento más alto de la oración, vivida de manera comunitaria, reúne a toda la asamblea en torno a la mesa del cuerpo y la sangre de Jesús.