Adoración: La adoración es un acto de humildad y reverencia de frente a la grandeza de Dios. El Papa, en sus reflexiones, frecuentemente nos recuerda que en la adoración reconocemos la soberanía de Dios y nuestra total dependencia de Él. Esta forma de oración nos abre a un más profundo sentido de maravilla y estupor frente a la omnipotencia y a la bondad de Dios, reforzando nuestra fe y nuestra confianza en Él.
Se distingue por ser un acto de reconocimiento de la majestad de Dios, no sólo como Creador sino también como Fuente Viva de amor y de misericordia infinita.