Hermanos y hermanas, vosotros representáis el gran y variado mundo del voluntariado.
Entre las realidades más hermosas de la Iglesia os encontráis vosotros que cada día, casi siempre de forma silenciosa y escondida, dais forma y visibilidad a la misericordia.
Vosotros sois artesanos de misericordia: con vuestras manos, con vuestros ojos, con vuestro oído atento, con vuestra cercanía, con vuestras caricias… artesanos.
Vosotros manifestáis uno de los deseos más hermosos del corazón del hombre: hacer que una persona que sufre se sienta amada. En las distintas condiciones de indigencia y necesidad de muchas personas, vuestra presencia es la mano tendida de Cristo que llega a todos.
Vosotros sois la mano tendida de Cristo!