Fue una experiencia de encuentro, no solo una reflexión. Descubrir a Jesús no es solo un ejercicio intelectual, sino una vivencia. Jesús está en el lugar donde Dios ama y da vida, y este lugar solo se puede conocer por experiencia personal. El lugar donde Jesús está es diferente de las tinieblas y la muerte.
Aquí comienza la nueva comunidad de Jesús, formada por quienes reciben su vida y su Espíritu, y se hacen hijos de Dios. Es la comunidad de los que siguen a Jesús y comparten su vida.
La aventura divina ocurre en las relaciones humanas: Juan y Andrés eran amigos, pescadores. También estaban unidos por su ideal en común, seguir a Juan Bautista.
La vocación no surge de la nada, sino en un contexto humano. El evangelio llega a las personas, en relación con otros, y es a través de esas relaciones que se vive el encuentro con Jesús.