(AICA) El arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Carlos Azpiroz Costa OP, envió un mensaje a la comunidad diocesana, en el que comparte sus vivencias en la primera semana de la asamblea sinocal del Sínodo sobre la Sinodalidad.
«El clima que vivimos aquí en estos días -fieles cristianos llegados de todos los confines del mundo- ofrece algo así como un ‘antídoto’ ante las heridas que provocan las guerras y su dinámica aparentemente irrefrenable de revancha, resentimiento y rencor», describió.
«Sentados -literalmente- alrededor de una mesa de trabajo, a través de la ‘conversación en el Espíritu’, intentamos primero escuchar atentamente a cada uno de los miembros de la ‘mesa'», graficó.
En segundo lugar, el arzobispo bahiense indicó que los sinodales «fijamos la atención ante los temas o miradas que ‘otro’ ha expresado (¡evitando volver a hablar para retomar lo ya dicho por cada uno, o para martillar asegurando una y otra vez las propias ideas y palabras!)».
«Finalmente, volvemos a ofrecer una palabra, deseando identificar -en un clima orante- las comunes y posibles convergencias o divergencias que la misma conversación ha evidenciado», subrayó.
«En estos primeros días de trabajo, hemos podido reflexionar en los temas del, así llamado, primer módulo: ‘Fundamentos’, del Instrumentum laboris», puntualizó.
Monseñor Azpiroz Costa contó asimismo que le correspondió, estos días, formar parte de uno de los grupos en lengua italiana.
«La mesa estuvo conformada por una italiana, profesora laica de Teología Fundamental; cinco obispos residenciales (procedentes respectivamente de Albania, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Eslovenia e Italia), dos obispos cardenales y dos obispos secretarios de cuatro diversos organismos de la Curia Romana, y quien les escribe», detalló.
«Cada grupo cuenta con un ‘facilitador’ (en nuestra mesa, un teólogo jesuita italiano). Su tarea principal -como la de cada uno de los facilitadores de los 37 grupos lingüísticos- consistió en asegurar debidamente los ‘tiempos’ de que cada uno dispone para poder expresarse libremente; para así garantizar las correspondientes ‘pausas y tiempos de oración’ que facilitan, justamente, que todos puedan expresarse, dialogar, rumiar las cosas dichas y llegar a las posibles y oportunas conclusiones (sin pretender, claro, agotar los temas)», explicó.
Monseñor Azpiroz anticipó que, a partir de este lunes, le corresponderá participar en uno de los grupos de lengua española (del cual ignora su conformación aún) junto con el que reflexionará sobre los diversos temas previstos en el Instrumentum laboris, bajo las palabras-guía del camino emprendido: «Relaciones», «Itinerarios», «Lugares».
«Para las Conclusiones volveré a participar, Dios mediante, del grupo en lengua italiana», contó, y enumeró tres momentos significativos vividos en relación con el encuentro: el retiro espiritual, la vigilia penitencial y la misa de inauguración del Sínodo propiamente dicho.