Cada 20 de junio, nos reunimos para suplicarte una bendición que nos haga encaminar con esperanza hacia un futuro de prosperidad y de permanente paz social; y para darte gracias por este gran país que nos has dado, con su historia tejida de coincidencias y desencuentros.
Igual que ayer, nosotros buscamos vivir en libertad y prosperidad. Igual que ayer, queremos ser protagonistas de nuestro propio destino, sin admitir presiones foráneas que comprometan nuestra idiosincrasia, diluyendo los valores de las tradiciones más preciadas
Al comienzo de nuestra historia como nación, los habitantes de este pródigo suelo supieron decidir su suerte. El empeño del pueblo patriota logró sacudir el yugo colonial, declarar la independencia y ofrecer apoyo a otros países hermanos para que también permanecieran libres. Aquellos hombres, como Don Manuel Belgrano, tenían ideales que les daban fuerza para emerger de los problemas y superar las derrotas.
Para imitar su ejemplo, te pedimos que conviertas nuestro corazón a fin de que todos asumamos con empeño la cuota de responsabilidad que nos corresponde y logremos juntos el porvenir que ansiamos.
A la sombra de la Enseña Patria, símbolo de unidad y grandeza, te rogamos por el bienestar y el progreso del país y de cada uno de sus habitantes, y comprometemos nuestro esfuerzo de convivir como hermanos a fin de alcanzar el anhelo común de justicia y de paz que todos llevamos en el corazón.
Guíanos hacia el destino que proyectaron nuestros mayores, promisorio y abierto al mundo, pero libre, soberano y respetuoso de los derechos de cada uno.
Que Nuestra Señora del Rosario interceda por la República, y nos alcance tu bendición.
Amén