La Eucaristía: Tanto las pequeñas como a las grandes decisiones cotidianas ayudan al cristiano a ser más consciente de lo que se celebra durante la Misa y, por lo tanto, una mayor conciencia y una mayor participación en la mesa eucarística lo ayudará a crecer convirtiéndolo en testimonio cada vez más creíble y auténtico, haciéndolo de manera más nítida: «sal de la tierra y luz del mundo» (Mt 5, 13-16).