SAN LINO, PAPA

Toscano de origen e hijo de Ercolano, Lino habría estudiado en Volterra y después se habría trasladado a Roma, donde encontró a San Pedro y se convirtió al cristianismo. No hay muchas informaciones sobre su vida, pero San Ireneo de Lyon dice que San Pablo y San Pedro encomendaron a Lino la función de Obispo y lo identifica con el personaje mencionado en la Segunda Carta a Timoteo. Eusebio de Cesarea reafirma esta identificación. Lo que es cierto es que fue Obispo de Roma después del martirio de los dos Apóstoles. Todos los elencos de los Obispos de Roma conservados también gracias a Ireneo de Lyon y Eusebio de Cesarea indican su nombre después del de Pedro.

Los inicios de la Iglesia en años turbulentos

Antes de llegar a ser Obispo de Roma, Lino vivió bajo la persecución desencadenada por el emperador Nerón contra los cristianos. Al inicio de su Pontificado, el Imperio romano vivió una fase turbulenta, con la muerte de los tres inmediatos sucesores de Nerón: dos fueron asesinados, mientras uno se suicidó. En el año 69 D.C. llega Vespasiano que pone orden. Su hijo Tito acaba después con la revuelta judaica y destruye el Templo en Jerusalén en el 70 D.C. Son los años en que Lino comienza a dar una organización a la Iglesia, ordena obispos y sacerdotes y da algunas reglas, por ejemplo – según el Liber Pontificalis – a él se le atribuye la obligación para las mujeres de participar en la Eucaristía con la cabeza cubierta.

También son los años de las disputas con la escuela de Simón Magno y con los Ebionitas, judeo-cristianos que practicaban la observancia de la ley mosaica. Es venerado come mártir, si bien no se ha comprobado que lo haya sido puesto que en aquel tiempo la Iglesia conoció un período de paz. Además, también según el Liber Pontificalis fue sepultado en la colina del Vaticano junto al Apóstol Pedro.

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

REFLEXIONES VARIAS

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I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.