SANTA JULIANA FALCONIERI, VIRGEN Y FUNDADORA DE LAS MANTELLATES

SANTA JULIANA DE FALCONIERI, Fundadora

Juliana tenía un talento indiscutible. Era hermosa. Una de esas mujeres que pueden hacer que los hombres pierdan la cabeza, sin importar la época. Esa en la que Juliana vive es la Edad Media y su ciudad es la Florencia de Dante Alighieri, que es contemporánea. Una ciudad en la que, mientras se desarrolla la amarga lucha entre los Güelfos y los Gibelinos – choque vértice entre la tiara y la corona – una fuerza que burbujea desde abajo se está extendiendo cada vez más, y tiene ganas de traficar con su genio emprendedor. Juliana es parte de esto porque el apellido es Falconieri y los Falconieri en Florencia a finales del siglo XIII eran una familia rica de mercaderes.

La niña con el manto

Pero no sólo el dinero vive en el Palacio Falconieri. Les envuelve una riqueza inmaterial y poderosa, la fe cristiana, que ya ha llevado a una descendencia de la familia a despojar todo y consagrarse a Dios. Alessio Falconieri, uno de los siete fundadores de los Siervos de María, es el hermano del padre de Juliana y ella se queda fascinada por la elección de vida del tío, tan alejada de los esquemas de una familia comprometida en hacer dinero. La niña crece despreocupada de su belleza, por la que conquista propuestas de matrimonio que rechaza con gracia oportuna. Juliana se siente atraída por la vida religiosa y frente a la apariencia de moda de las mujeres florentinas, prefiere el abrigo oscuro ancho del tipo que usa su tío. La misma vestimenta que pronto comienzan a llevar otras chicas de la rica burguesía que siguen a Juliana, más inclinadas, como ella, a servir a los pobres que a ser reverenciadas por ellos.

Amor en la Florencia que odia

Las «Manteladas», la cambian de nombre: para la Iglesia se convierten en la rama femenina de los Siervos de María. Mujeres de contemplación de rodillas, de caridad continúa en las calles. Que los miércoles y viernes de cada semana no tocan comida y los sábados están satisfechas con pan y agua. Florencia aprende a conocerlas, sembradoras de armonía en la red de venganzas cruzadas que ensangrienta la ciudad de Giglio. Los sacrificios de las «Manteladas” son como la única ofrenda para el final de esta era de odio. Juliana, en comparación con sus compañeras, tiene algo más que ofrecer. Hace tiempo que comenzó a sufrir con el estómago. Dolores punzantes, de esos que desgarran el temperamento más firme. Poco a poco, la chica del manto, a estas alturas ya mujer y guía durante décadas de su convento, ni siquiera es capaz de tragar ese poquito de comida que le sirve para sustentarse.

La «marca» morada

Así, el 19 de junio de 1341 parece el eje de una historia absurda. A esa mujer de Dios, a punto de apagarse, se le niega la posibilidad de recibir la Eucaristía por miedo a que no pueda tragarse la hostia consagrada. Juliana pide que se la coloque en su pecho, como solía hacer con los enfermos en el momento en que el sacerdote acompañaba el gesto con la oración. Pero, se dice, que algo increíble sucede con Juliana. La hostia desaparece. Juliana respira y, al recomponer el cuerpo, las monjas descubren una gran mancha púrpura al nivel del corazón del tamaño de la hostia, como si ésta se hubiera impreso en su cuerpo. Aún hoy, las «Manteladas» llevan en su hábito religioso esta marca en memoria de la última prodigiosa comunión de su fundadora. Clemente XII la canoniza en 1737.

MENSAJES DEL PAPA LEÓN

@Pontifex_es

2/11: La caridad vence la muerte. En la caridad, Dios nos reunirá junto a nuestros seres queridos. Y, si caminamos en la caridad, nuestra vida será una oración que se eleva y nos une a los difuntos, nos acerca a ellos, en la espera de encontrarlos nuevamente en la alegría eterna.

2/11: La fe cristiana, fundada sobre la Pascua de Cristo, nos ayuda a vivir la memoria como una esperanza futura. Esta “esperanza futura” anima nuestro recuerdo y nuestra oración en este día. Es la esperanza fundada en la resurrección de Jesús, que ha vencido la muerte y ha abierto también para nosotros el paso hacia la plenitud de la vida.

2/11: Oremos Juntos también por Tanzania, donde, después de las recientes elecciones políticas, se han producido enfrentamientos que han causado numerosas víctimas. Insto a todos a evitar toda forma de violencia y a seguir el camino del diálogo.

2/11: Sigo con gran dolor las trágicas noticias que llegan de #Sudán. La violencia indiscriminada contra mujeres y niños, los ataques contra civiles indefensos y los graves obstáculos a la acción humanitaria están causando un sufrimiento inaceptable. Oremos Juntos para que el Señor acoja a los difuntos, sostenga a los que sufren y toque los corazones de los responsables. Reitero mi llamamiento a las partes implicadas para que decreten un alto el fuego y abran con urgencia corredores humanitarios. Invito a la comunidad internacional a que intervenga con decisión y generosidad.

2/11: Que la visita al cementerio sea para todos nosotros una invitación a la memoria y a la espera. No estamos encerrados en el pasado, en las lágrimas de la nostalgia; tampoco estamos confinados en el presente, como en un sepulcro. Que la voz familiar de Jesús nos alcance a todos, porque es la única que viene del futuro. Nos llama por nuestro nombre, nos prepara un lugar.

Dilexi te – Te he amado

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

Obispo Oscar Ojea – 28/9/2025

REFLEXIONES VARIAS

La bendición del obispo Jorge

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Oremos Juntos para que los creyentes de distintas tradiciones religiosas trabajemos juntos para defender y promover la paz, la justicia y la fraternidad humana.