El profeta nos anuncia los signos mesiánicos, signos de paz, donde el lobo habitará con el cordero y el niño pequeño jugará en la cueva de la cobra. Las cosas antiguas que ocultan la vida y resaltan la muerte habrán pasado; las cosas nuevas renovarán la vida y la luz de la paz reinara en el corazón de la historia. Encendemos la segunda vela, que significa nuestra esperanza de paz, fraternidad y libertad.
¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!