LOS MÁRTIRES DEL ZENTA SERÁN BEATIFICADOS ESTE SÁBADO

Mons. Scozzina: "Celebramos la entrega heroica de la ‘comunidad misionera’ que los acompañaban, un grupo de laicos, entre ellos españoles, mulatos y aborígenes venidos desde Humahuaca al servicio del proyecto misionero".

(Vatican News) Los mártires del Zenta, a partir de este sábado 2 de julio podrán ser venerados como beatos. Así lo subraya Monseñor Antonio Scozzina, obispo de la Diócesis de la Nueva Orán, en Argentina.

En el siglo XVII, la parte del territorio que hoy limita con Bolivia estaba ocupada por los pueblos originarios, recuerda Scozzina; por tanto, “el contexto es de ampliación de las fronteras de la dominación española en la ocupación del territorio, hablamos de una situación de conflicto entre los pueblos originarios y lo que en ese momento eran las fuerzas españolas que estaban afincadas en Salta y Jujuy”.

En 1683, Don Pedro Ortiz de Zárate, siendo párroco de San Salvador de Jujuy, junto a Antonio Solina, realizaron el proyecto de ir por un camino alternativo, no real, enfatiza Scozzina, para realizar una misión evangélica de paz. Este es, de acuerdo con el prelado, el significado que explica el martirio, ya que ellos se desplazaban sin protección, sin armas. Si bien ellos estaban acompañados por otro grupo de aborígenes, en octubre de ese año fueron asesinados, junto a los 18 laicos que, por no tener sus nombres, no serán oficialmente declarados beatos.

Los restos de Don Pedro Ortiz de Zárate fueron enterrados en la Iglesia Parroquial de Jujuy, hoy Catedral, y los de Antonio Solina, en la Iglesia de los Jesuitas de Salta. Inmediatamente, se produjo un proceso de reconocimiento del martirio, pero como las medidas del no culto eran muy estrictas, se ocultaron en la misma Catedral los restos de Don Pedro Ortiz de Zárate. Quedó un tiempo “dormido”, en palabras de Monseñor Scozzina. Hubo algunos intentos de comenzar el proceso de beatificación, pero los avances significativos se dieron en este siglo, “gracias a la buena disposición que el Santo Padre ha tenido, porque él conocía, había estado visitando aquí, conocía la realidad de los mártires”, afirma el prelado.

¿Por qué Zenta?

Zenta es el nombre de un valle que separa a la Quebrada de Humahuaca. Scozzina recalca que el grupo misionero subió 4.000 metros y descendió a lo que es un valle que se llama Yunga, pues se trata de una zona de cerros con muy espesa vegetación, muy húmeda. Allí se entra en un pequeño valle que se prolonga hacia el este, entrando en el Chaco, que es otro bioma, muy distinto del bioma del Valle del Zenta. Por esta razón, históricamente se fue acuñando esta terminología para expresar esta entrada misionera.

Los detalles de la beatificación

Este viernes 1º de julio a las 20:00 se celebra la vigilia de la beatificación en la Iglesia Catedral de Orán.

La santa misa con el rito de beatificación se celebra este sábado 2 de julio a las 10:00 de la mañana en el Parque de la Familia, en la ciudad de Orán, será presidida por el Cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, y se transmitirá por la Televisión Pública Argentina. También estarán presentes unos 25 obispos de Argentina, junto con el Nuncio Apostólico, Monseñor Miroslaw Adamczyk.

Al día siguiente, domingo 3, a las 10:00 se celebrará una eucaristía en acción de gracias en el predio del santuario, en una zona aproximada al valle del Zenta.

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

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MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.