
La figura de Lezica y Torrezuri y el segundo Templo
En este séptimo día de la novena a nuestra Señora de Luján, nos acercaremos un poco más a nuestros días y conoceremos a otro personaje muy especial.
Corría el año 1740 y la capilla que fabricó el padre Montalbo no era capaz de recibir tantos peregrinos y su deteriorado estado. Era necesario un nuevo templo. Con muchas dificultades, empezó la construcción del templo al lado del antiguo. Pero errores de la construcción llevaron a que las paredes no soportaran los tirantes y se desplomaran hasta
la ruina. Todo iba mal.
En estas circunstancias llegó a aquel lugar don Juan de Lezica y Torrezuri, a quien una promesa hecha a la Santísima Virgen de Luján, había librado años antes de una gravísima enfermedad que le daba pocas esperanzas de vida. Él apenas se estableció en Buenos Aires, se hizo cargo de la obra, la que empezó el 24 agosto del año 1754. Esta obra se
desarrolló favorablemente y el 8 diciembre de 1763, con la presencia de muchos vecinos de Buenos Aires, se trasladó y allí se colocó la Sagrada Imagen en su camarín, donde permaneció hasta la construcción del tercer templo, el templo del padre Salvaire. Hay que decir que los padres de nuestra patria conocieron, visitaron y honraron a nuestra Madre
en este templo, el cual funcionó como Santuario de Luján hasta fines de 1800.
Virgencita de Luján, a veces sentimos que todo se desploma a nuestro alrededor, danos la fortaleza que acompañó a Juan de Lezica para que unidos a tu Hijo Jesús podamos reconocer tu presencia en nuestras vidas.
Señor Dios, que para mostrarnos tu gran amor
quisiste que Nuestra Señora de Luján
se quedará con nosotros para siempre
como Madre de este pueblo argentino,
te pedimos que junto a ella,
podamos vivir cada vez más unidos como hermanos,
amparados bajo su manto
y encontrando en sus manos alivio y fortaleza.