
La Virgen María es venerada con este título después de sucesivas apariciones en 1917 a tres pastorcitos en Aljustrel (Portugal). El mensaje central de la Virgen fue la llamada a la conversión del corazón y a la reparación por los pecados del mundo, especialmente a través de la oración del santo Rosario. Sus profecías, ya cumplidas, movilizaron la fe y la devoción de muchas personas.