Queridos hermanos y hermanas,
¡la paz sea con nosotros y con nosotros permanezca siempre!
Y a vosotros tres, que habéis firmado el Acuerdo de Paz, os pido como hermano:
permaneced en la paz. Os lo pido de corazón. Sigamos adelante.
Habrá tantos problemas, pero no os asustéis, seguid adelante, resolved los problemas.
Habéis empezado un proceso: que termine bien. Habrá peleas entre vosotros dos, sí.
Que las haya en el despacho, pero ante el pueblo, ¡con las manos unidas!
Así, de simples ciudadanos os convertiréis en Padres de la Nación.
Permitidme pedíroslo de corazón, con mis sentimientos más profundos.
Así concluía el Papa Francisco su discurso al término del retiro espiritual que reunió a los líderes enemigos de Sudán del Sur donde asumieron un compromiso común por la paz.
En un gesto conmovedor el Papa Francisco, Siervo de los siervos de Dios, se arrodilló ante ellos para besar sus pies.