«Dios nos impulsa continuamente y de muchos modos a darnos una mano para que podamos salir del enredo de nuestros pensamientos y de nuestros compromisos, y así encontrar el camino hacia Él. No podríamos llegar hasta Él sólo por nuestra cuenta. La senda supera nuestras fuerzas. Pero Dios viene a nuestro encuentro. Él ha hecho el tramo más largo del recorrido. Y ahora nos pide: ‘Venid a ver cuánto os amo. Venid a ver que yo estoy aquí’. Vayamos allá, superémonos a nosotros mismos, hagámonos peregrinos hacia Dios de diversos modos, estando interiormente en camino hacia Él». (Homilía 24 de Diciembre de 2009)