Acompañado por una niña, el Papa Francisco se dirigió a jóvenes atletas de olimpiadas especiales, exhortándolos e inspirándolos a continuar construyendo, a través del deporte, sociedades más fraternas, en las cuales las personas puedan desarrollarse, crecer y realizar plenamente sus capacidades.
“Ustedes abren los ojos y el corazón a la dignidad de las personas”



