Padre Zampini: Curar la economía “enferma” cambiando la mentalidad

El padre Augusto Zampini, Secretario Adjunto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral

(Cecilia Mutual – Vatican News) “La organización de la casa común, la economía, está enferma de muchas cosas y por lo tanto necesita muchas curas”. Lo afirma el padre Augusto Zampini, Secretario Adjunto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral, en el marco de la Economía de Francisco, el evento internacional virtual que reunirá, desde mañana y hasta el 21 de noviembre, a jóvenes economistas y empresarios del mundo, para poner en marcha un cambio global capaz de generar una economía más inclusiva, sostenible y equitativa.

Ante los micrófonos de Radio Vaticana – Vatican News el sacerdote argentino explica que no existe un solo modo para “curar” la economía, sino que existen varios caminos. Escuchemos sus palabras:

Solidaridad universal para combatir la cultura del descarte

¿Qué hay que hacer para curar esa economía enferma? El padre Zampini señala diversos puntos, iniciando por generar una mentalidad de «valor agregado”, es decir, creando un «valor relacional», comunitario, no sólo individual, donde la tecnología esté al servicio de crear valores comunes y no solamente de tapar agujeros.  De esta manera, se genera una «cultura del cuidado» en vez de una cultura de consumo y descarte, en el respeto de la creación y de los seres humanos.  A la par de una economía global es necesario generar también una globalización del dolor y, por lo tanto, una nueva “solidaridad universal”, es decir, “que me toque el corazón el grito de la tierra, el grito los pobres”, para combatir la globalización de la indiferencia.

Pasos concretos para cambiar la economía: cuidado, justicia y beneficio colectivo

Entre los diversos pasos para cambiar una economía centrada en la cultura del descarte y la inequidad, el Secretario Adjunto del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral señala cinco vías posibles, que dependen de los aspectos económicos.

La primera, generar una “agricultura de cuidado y de justicia”, es decir, donde podamos cultivar y cuidar la tierra, pero también dar de comer a todos, donde todos podemos beneficiarnos.

“No puede ser que hoy produzcamos alimentos para todo el mundo, pero millones de personas, más personas de las que se mueren por coronavirus, malaria y dengue combinados, se mueren de hambre por año”

El segundo modo concreto para cambiar la economía es “una distribución más justa”, y para ello es necesario una actualización de parte de la organización mundial de comercio y el compromiso de la comunidad internacional en la protección de los más débiles en el comercio internacional y no al revés.

“Se requiere un comercio más justo, porque el modelo actual genera inequidad en sí mismo si los países más débiles o las regiones más débiles están en inferioridad de condiciones para comerciar”

El tercer remedio concreto se aplica también a través de los negocios, de la mentalidad del negocio, por medio del “beneficio colectivo”.

Los negocios pueden ser una vocación noble, como dice el Papa Francisco, siempre y cuando tengan en cuenta que su beneficio no es sólo un beneficio individual, sino que tiene que ser un beneficio colectivo.

«Es lo que se llama pasar de una economía de shareholders, de los accionistas, a stakeholders, es decir, todos los implicados», precisa.

El cuarto remedio, poder generar “hábitos de consumo”, de cosas que son realmente valiosas para nuestro buen vivir, para nuestro verdadero bienestar y no sólo consumir cosas superfluas, donde los consumidores también pueden aportar valor a las cosas que más se necesitan y por lo tanto reducir el costo.

Por último, las finanzas, que pueden curar la economía con una gran velocidad y, de la misma manera, pueden derrumbarla. En este aspecto, puede ayudar la financiación de objetivos de las comunidades, incluidos en los objetivos de desarrollo sustentable de la comunidad global  que más de 190 naciones han decidido en 2015. “Si nosotros financiamos esos objetivos, ya estamos sanando la economía” explica el padre Zampini, citando, como ejemplo concreto, los bonos ESG, entrelas “inversiones de impacto”, es decir, las inversiones financieras en proyectos que tengan impacto positivo tanto social, como ambiental.

Finalmente, utilizar energías que sean renovables o limpias, donde la producción de energía y, por lo tanto, de bienes, no sea destructivo para el planeta y desfavorezca a los pobres”. Porque, como afirma el Papa Francisco Laudato Si’ (139):

“No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza”

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

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MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.