Te pedimos, Madre, que protejas a todos los que peregrinamos en esta arquidiócesis.
Que cuides a nuestros sinodales, que protejas sus intenciones de descubrir y seguir la voluntad de Dios.
Que los hagas valientes al escuchar y al hablar. Que tengan la libertad de pensar, hablar y escuchar sin miedo.
Que todos podamos descubrir que la providencia de Dios siempre actúa. Que nosotros debemos hacer lo que creemos y dejar el resto en manos del Señor.
Que todos descubramos que el lugar de una iglesia sinodal es la misión. Y que como dice en el Vº Documento, debemos asumir un estilo sinodal. Escuchando y compartiendo la Palabra. Conscientes de que Dios es misericordioso con nosotros, y que nosotros debemos serlo con nuestros hermanos. Y que dar a conocer al Señor es nuestra mayor alegría.
Necesitamos volver a mirarte, Madre, una y otra vez. Vos sos la Madre de todos. Vos sos la Madre que recibe y abraza a todos, regalándonos un testimonio privilegiado de evangelización. Que sepamos seguir tus pasos.
Amén.