La Vicaría de Solidaridad de la Diócesis de Avellaneda-Lanús presenta un breve texto con la intención de aclarar una categoría que considera esencial para la identidad y la misión que le ocupa, y que hoy se encuentra en el centro del debate: la justicia social, entendida como un principio fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia.
¿Qué entendemos por justicia social?
La justicia social se expresa en el respeto por la dignidad de toda persona humana, en la promoción del bien común y en el derecho de cada individuo a participar activamente en la vida social. Según el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (CDSI, 2004), la justicia social: “se refiere a la forma en que se distribuyen los bienes y los recursos, asegurando que todos los miembros de la sociedad tengan acceso a las oportunidades necesarias para desarrollar plenamente su vida y potenciar su dignidad” (n. 192).
Este principio está profundamente arraigado en la convicción de que cada ser humano ha sido creado a imagen y semejanza de Dios y, por tanto, posee un valor intrínseco e inalienable.
La justicia social no es solo un deber moral, sino también una exigencia estructural. Esto implica que las instituciones, políticas públicas y estructuras sociales deben orientarse a promover la equidad y eliminar toda forma de desigualdad e injusticia. En este sentido, la Doctrina Social de la Iglesia (DSI) aboga por la protección y promoción de los más vulnerables: los pobres, los excluidos y quienes sufren cualquier forma de marginación.
Fundamentos doctrinales
Desde Rerum Novarum (1891), en la que el Papa León XIII estableció las bases de la justicia social cristiana al defender los derechos de los trabajadores y su dignidad, hasta Laudato Si’ (2015), donde el Papa Francisco nos recuerda que “todo está interconectado” y que la crisis ambiental, económica y social exige una respuesta integral centrada en la justicia para todos, la Doctrina Social de la Iglesia ha ofrecido una enseñanza progresiva, arraigada en el Evangelio, que responde a los desafíos de cada época.
La justicia social se convierte así en un llamado urgente a la acción colectiva, donde la solidaridad, la subsidiariedad y la caridad constituyen pilares fundamentales.
Una doctrina en diálogo con la realidad
La Doctrina Social de la Iglesia se propone como una guía para discernir, juzgar y actuar en el mundo actual. Busca promover la justicia, la dignidad humana y el bien común, en diálogo constante con los desafíos sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales de nuestro tiempo.
La justicia social, como eje de esta doctrina, no se limita a una dimensión teórica. Se aplica de manera concreta en ámbitos como la economía, el trabajo, la política, la familia, la educación, la cultura y el cuidado de la creación. En este sentido, no es un concepto estático, sino una categoría viva y dinámica, que ilumina la acción pastoral y el compromiso cristiano en todos los niveles.
Algunos documentos clave de la Doctrina Social de la Iglesia:
Rerum Novarum – León XIII (1891): sobre la cuestión social y laboral.
Quadragesimo Anno – Pío XI (1931): profundización de la justicia social en el contexto del capitalismo e industrialización.
Gaudium et Spes – Concilio Vaticano II (1965): la Iglesia en el mundo contemporáneo.
Centesimus Annus – Juan Pablo II (1991): actualización de Rerum Novarum, situación social y económica.
Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (2004): síntesis sistemática del pensamiento social de la Iglesia.
Laudato Si’ – Papa Francisco (2015): sobre el cuidado de la casa común y la interconexión de las crisis.
Fratelli Tutti – Papa Francisco (2020): sobre la fraternidad y la amistad social como camino de justicia y paz.