(Vida Nueva Digital) En palabras del Papa Francisco, “ser creados a imagen de Dios significa, por tanto, que poseemos un valor sagrado en nuestro interior que trasciende toda distinción sexual, social, política, cultural y religiosa”. Desde esta sacralidad, se considera al ser humano “inviolable” en su dignidad, tal y como refleja el propio documento, y se repasa cómo Cristo sale al rescate de quienes se han visto vulnerados: “Jesús rompió las barreras culturales y de culto, devolviendo la dignidad a los “descartados” o a los considerados al margen de la sociedad: los recaudadores de impuestos (cf. Mt 9, 10-11), las mujeres (cf. Jn 4, 1-42), los niños (cf. Mc 10, 14-15), los leprosos (cf. Mt 8, 2-3), los enfermos (cf. Mc 1, 29-34), los extranjeros (cf. Mt 25, 35), las viudas (cf. Lc 7, 11-15)”.
Con esta fundamentación, ‘Dignitas infinita’ se traslada al hoy de quienes sobreviven en “condiciones inhumanas”: los neonatos abandonados, los huérfanos, los ancianos en soledad, los enfermos mentales, personas con enfermedades incurables o graves malformaciones y aquellos que viven en la calle. Este es el punto de partida para adentrarse en dos matices extremos. Por un lado, la Iglesia rechaza el término ‘dignidad de la persona’, puesto que podría dar a entender que solo se considera persona al que es capaz de razonar. Por otro lado, se alerta del abuso “del concepto para justificar una multiplicación arbitraria de nuevos derechos”.
Con estas premisas, la declaración de Doctrina de la Fe se adentra en un listado de trece violaciones graves de la dignidad humana “en nuestro mundo contemporáneo”.
- Drama de la pobreza
- Guerra
- Trabajo de los migrantes
- Trata de personas
- Abusos sexuales
- Violencias contra las mujeres
- Aborto
- Maternidad subrogada
- Eutanasia y suicidio asistido
- Descarte de personas con discapacidad
- Teoría de género
- Cambio de sexo
- La violencia digital