Las palabras del Papa a los Obispos Centroamericanos pueden ayudarnos a los catequistas para que renovemos el testimonio y la alegría de hacer resonar el eco de la Palabra de Dios.
«San Oscar Romero pudo sintonizar y aprender a vivir la Iglesia porque amaba entrañablemente a quien lo había engendrado en la fe… un don totalmente gratuito, que no nos pertenece y que nos libera de toda pretensión y tentación de creernos sus propietarios o los únicos intérpretes. No hemos inventado la Iglesia, ella no nace con nosotros y seguirá sin nosotros…
Es importante, hermanos, que no tengamos miedo de acercarnos y tocar las heridas de nuestra gente, que también son nuestras heridas, y esto hacerlo al estilo del Señor… La kénosis de Cristo implica abandonar la virtualidad de la existencia y de los discursos para escuchar el ruido y la cantinela de gente real que nos desafía a crear lazos…
Esta Jornada Mundial de la Juventud es una oportunidad única para salir al encuentro y acercarse aún más a la realidad de nuestros jóvenes, llena de esperanzas y deseos, pero también hondamente marcada por tantas heridas. Con ellos podremos leer de modo renovado nuestra época y reconocer los signos de los tiempos porque, como afirmaron los padres sinodales, los jóvenes son uno de los «lugares teológicos» en los que el Señor nos da a conocer algunas de sus expectativas y desafíos para construir el mañana (cf. Sínodo sobre los Jóvenes, Doc. final, 64). Ellos portan consigo una inquietud que debemos valorar, respetar, acompañar, y que tanto bien nos hace a todos porque desinstala,» (Francisco, Encuentro con los Obispos Centroamericanos, SEDAC, 24 de enero de 2019).