Con motivo de la presentación de la candidatura del proyecto “Gestos de acogida”, de Lampedusa, a la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO, el Papa León XIV nos dejó sus reflexiones, volcamos aquí algunas para rumiarlas en silencio.
“Mi ‘gracias’, que es el de toda la Iglesia, prolonga y renueva el del Papa Francisco. Gracias a las asociaciones, a los voluntarios, a los alcaldes y administraciones que se han sucedido; gracias a los sacerdotes, médicos, fuerzas de seguridad y a todos los que, muchas veces de manera invisible, muestran un rostro humano a los supervivientes de viajes desesperados. Ustedes son un baluarte de humanidad. No hay justicia sin compasión, no hay legitimidad sin escuchar el dolor ajeno”.
“Es verdad, con los años llega el cansancio. Como en una carrera, puede faltar el aire. Pero hay que reaccionar juntos, permanecer unidos y volver a abrirnos al soplo de Dios. Todo el bien que han hecho no es una gota en el mar: ¡es mucho más!”.
“La globalización de la impotencia es hija de una mentira: que la historia siempre fue así, que la escriben los vencedores. Pero no es cierto: la historia es devastada por los prepotentes, pero la salvan los humildes, los justos, los mártires. En ellos el bien resplandece y la auténtica humanidad resiste y se renueva”.
“Debemos volvernos expertos en reconciliación. Reconciliarse es un modo único de encontrarse. Hace falta curar las heridas, perdonarnos mutuamente. Existen grandes muros, incluso invisibles, levantados por el miedo, los prejuicios y una historia marcada por el dolor. Hay que reparar lo roto, tratar con delicadeza las memorias sangrantes, acercarnos con paciencia, reconocer que compartimos los mismos sueños y esperanzas. No existen enemigos: solo hermanos y hermanas”.