«He incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada. Ya desde ahora pido perdón a todos aquellos a los que ofendí«. De forma directa, Francisco pidió perdón a las víctimas de Karadima y Barros, convocando a los obispos chilenos a Roma «para reparar en lo posible el escándalo y restablecer la justicia» ante un escándalo que ha provodado en Bergoglio «dolor y vergüenza».