«DESTRUYAN ESTE TEMPLO Y EN TRES DÍAS LO VOLVERÉ A LEVANTAR» (Juan 2, 13- 25)
Escuchemos entonces las palabras que Jesús dijo al realizar ese gesto: «Quitad esto de aquí: no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre» (Jn 2, 16). El celo por el Padre y por su casa lo llevará hasta la cruz: el suyo es el celo del amor que paga en carne propia, no el que querría servir a Dios mediante la violencia. De hecho, el «signo» que Jesús dará como prueba de su autoridad será precisamente su muerte y resurrección. «Destruid este templo —dijo—, y en tres días lo levantaré». Y san Juan observa: «Él hablaba del templo de su cuerpo». Con la Pascua de Jesús se inicia un nuevo culto, el culto del amor, y un nuevo templo que es él mismo, Cristo resucitado, por el cual cada creyente puede adorar a Dios Padre «en espíritu y verdad». (Benedicto XVI)
Breve oración para rezar este día:
PURIFICAME A FONDO DEL PECADO SEÑOR
LAVAME TOTALMENTE DE MIS CULPAS. AMEN.