El Papa valora el poder de transformación social de los Movimientos Populares

Con un prefacio de su puño y letra, el Santo Padre presenta un libro editado por la LEV que recoge cinco años de reflexión sobre el trabajo de miles de asociaciones que luchan por un estilo de desarrollo justo e inclusivo.

Felipe Herrera-Espaliat – Ciudad del Vaticano

El profundo valor y los desafíos de cientos de asociaciones sociales que luchan contra la exclusión en el mundo es el tema central de la presentación que el Papa Francisco ha escrito para el libro “La irrupción de los Movimientos Populares: Rerum novarum de nuestro tiempo”. Esta publicación de la Libreria Editrice Vaticana, preparada por la Pontificia Comisión para América Latina, será presentada en septiembre. El texto recoge las principales exposiciones de los Encuentros Mundiales que desde 2014 han congregado a miles de representantes de Movimientos Populares en distintas partes del continente americano.

El Santo Padre comienza su reflexión afirmando que las personas que viven en las periferias territoriales y existenciales no son solo un sector de la población a la que hay que llegar como Iglesia, sino que son «una semilla, un renuevo que como el grano de mostaza dará mucho fruto», porque los concibe como «la palanca de una gran transformación social». Así, no son actores pasivos o meros receptores de asistencia social, que deben resignarse a contemplar cómo las élites administran el orden mundial, sino que son verdaderos protagonistas activos, agentes del futuro de la humanidad, cuya “rebelión pacífica”, a imagen de Jesús manso y humilde, cuenta con la solidaridad incondicional del Santo Padre.

Francisco reconoce en esta articulación de movimientos sociales de carácter transnacional y transcultural aquel “modelo poliédrico” al que hacía referencia en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (nº2), y que se constituye a partir de un paradigma social basado en la cultura del encuentro.

Para el Papa esta pluralidad de movimientos, cuyas experiencias de lucha por la justicia quedan plasmadas en el libro, «representan una gran alternativa social, un grito profundo, un signo de contradicción, una esperanza de que “todo puede cambiar”». Su modo de resistir al modelo imperante por medio de un testimonio de trabajo y sufrimiento los revela -según Francisco- como “centinelas” de un futuro mejor.

Reafirmando su convicción de que la humanidad enfrenta actualmente un cambio de época caracterizado por el miedo, la xenofobia y el racismo, el Santo Padre asegura que los «Movimientos Populares pueden representar una fuente de energía moral, para revitalizar nuestras democracias». De hecho, en medio de una sociedad global herida por una economía cada vez más alejada de la ética, afirma que estos agregados sociales pueden ejercer como un antídoto contra los populismos y la política del espectáculo, ya que ellos entrañan un sentido de la participación ciudadana con una conciencia más positiva del otro. Esto es la consecuencia de la promoción de una “fuerza del nosotros” que se opone a la “cultura del yo”.

Al finalizar sus palabras, el Santo Padre hace hincapié en el tema del trabajo humano como uno de aquellos derechos sagrados que debe custodiarse en cada persona. Frente a las concreciones prácticas de tesis neoliberales y neoestatales que sofocan y oprimen a las personas en sus experiencias laborales, Francisco clama por un «nuevo humanismo, que ponga fin al analfabetismo de la compasión y al progresivo eclipse de la cultura y de la noción de bien común».

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

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MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.