EL PAPA FRANCISCO, PADRE Y HERMANO UNIVERSAL

Compartimos el artículo de nuestro Padre Obispo Jorge Eduardo, publicado en el diario Perfil.com

Existe hoy en el mundo una tendencia economicista que además, cuenta con grupos de poder que influyen con fuerza para que todo se resuelva desde categorías puramente económicas. Esta perspectiva, que llega a contemplar inclusive la posibilidad de comerciar órganos o niños, reduce a la persona humana a su mínima expresión y peor todavía, la descarta.

Estamos sin duda en un cambio de época, un cambio cultural de tal magnitud, que todo entra en crisis, también los sistemas políticos y económicos que, con sus más y con sus menos, parecían tener respuesta para la vida cotidiana: el trabajo, la educación y la salud. Estos bienes necesarios para todos, son cada vez más difíciles de garantizar y se corre el riesgo que sean un privilegio para algunos pocos. Esto podría ser el paso a una civilización menos civilizada.

No se trata de una cuestión de hemisferios, de norte y sur, sino que, todo el mundo está implicado en un cambio que deja a la deriva a millones de seres humanos que no son un mero número, son personas concretas, hijas e hijos de Dios, con una historia particular, con deseos, sueños y proyectos, como todo ser humano tiene el derecho de tener y alcanzar.

En esta etapa de la historia, especialmente los líderes, deberíamos sentirnos responsables de que las mayorías humanas estén sometidas a situaciones anti-humanas de guerra, de explotación, de esclavitud, de migración forzada, de trata, de droga y narcotráfico. No estamos como estamos por casualidad. Somos responsables.

El Papa Francisco es el único líder del mundo que tiene la posibilidad de ver toda esa realidad y  no sólo una parte. Escucha a todos, especialmente a los pobres y por eso, alza su voz en favor de ellos, de cada persona, de las mayorías indefensas y trabaja incansablemente para sembrar una semilla de humanidad, de dignidad y de vida para todos, lo repito, para todos.

El Papa, no está atrapado en ningún sistema político e ideológico; no está atado, ni actúa por los intereses propios de los poderosos. Nuestro Papa, tiene la libertad de hablar desde el Evangelio de Jesús y lo hace sin miedo, enfrentándose a cualquier tipo de poder que pretenda callarlo. Es la voz profética de la Iglesia que en nombre de todos nosotros se atreve a hacer lo que hizo Jesús, defender a cada persona y a la humanidad de los males que les quitan la poca vida que les queda. También se enfrenta al Mal del mundo con mayúsculas, ese que no se ve, pero que como una telaraña nos envuelve en la mentira, en la injusticia y en la muerte. Nuestro Papa reza mucho, por nosotros y por todos y su oración, es también una manera de luchar contra el Mal. Además, trabaja incansablemente para que Dios esté presente en nuestra Casa Común y podamos todos sentarnos en la mesa de la vida, con la misma dignidad. Francisco trabaja denodadamente por la Paz del mundo. Responde al llamado de Dios de ser “mensajero de la Paz”.

Es una desconexión con la realidad e injusto que se lo maltrate, difame, agreda y se le falte el respeto. Quisiera pensar que el que así actúa, no lo conoce ni a él, ni lo que dice, ni lo que hace. Posiblemente se queda con retazos parcializados de su mensaje que muchas veces se difunden y viralizan de manera intencionada sembrando más confusión a la ya existente.

Quien maltrata al Santo Padre Francisco, de alguna manera nos maltrata a todos nosotros, la comunidad católica, que como él y con él a la cabeza, intentamos seguir a Jesús, vivir su Evangelio y ponernos al servicio de la vida.

En la misa que la Iglesia celebra cada día en todos los continentes y países, rezamos por él. Esto es algo original, no sucede con nadie, sólo con el Santo Padre Francisco. Estoy seguro que la oración del Santo Pueblo fiel de Dios, hace que el Señor lo cuide, lo ilumine, le de fuerzas y lo mantenga así como lo vemos, con esa paz propia de quien tiene a Dios en su corazón.

Debemos sentirnos orgullosos de nuestro Papa Francisco y deseamos que pueda venir a la Argentina. Lo recibiremos con alegría, dispuestos a escuchar su palabra de Pastor bueno y con los brazos abiertos para acoger a este Padre y Hermano universal, del que tenemos la certeza, que ha sido el mismo Dios quien lo puso entre nosotros.

Padre Obispo Jorge Eduardo Scheinig
Arzobispo de la Iglesia de Mercedes-Luján

«El secará todas sus lágrimas, y no habrá más muerte, ni pena, ni queja, ni dolor, porque todo lo de antes pasó» (Apoc. 21,4)

LAS HERMANAS DEJESÚS POBRE, NOPODEMO SER INDIFERENTES AL SUFRIMIENTO DE LOS  HERMANOS Y HERMANAS QUE SUFREN, COMO JESÚS NOS ENSEÑA A CADA INSTANTE.

REFLEXIÓN DE LA PALABRA DE ESTE FIN DE SEMANA

P. Ricardo – 22/6/2025

REFLEXIONES VARIAS

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3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA LEÓN XIV

22/6/2025

Cristo es la respuesta de Dios al hambre del hombre, porque su cuerpo es el pan de la vida eterna. Cuando nos alimentamos de Jesús, pan vivo y verdadero, vivimos para Él. Ofreciéndose sin reservas, el Crucificado Resucitado se entrega a nosotros, y de este modo descubrimos que hemos sido hechos para nutrirnos de Dios.

La guerra no resuelve los problemas, sino que los amplifica y produce heridas profundas en la historia de los pueblos, que tardan generaciones en cicatrizar. Ninguna victoria armada podrá compensar el dolor de las madres, el miedo de los niños, el futuro robado. ¡Que la diplomacia haga callar las armas! ¡Que las naciones tracen su futuro con obras de paz, no con la violencia ni conflictos sangrientos!

Hoy más que nunca, la humanidad clama y pide la paz. Es un grito que exige responsabilidad y razón, y no debe ser sofocado por el estruendo de las armas ni por las palabras retóricas que incitan al conflicto. Todo miembro de la comunidad internacional tiene la responsabilidad moral de detener la tragedia de la guerra, antes de que se convierta en una vorágine irreparable. No existen conflictos “lejanos” cuando está en juego la dignidad humana.

Continúan llegando noticias alarmantes desde Oriente Medio, sobre todo desde Irán. En este escenario dramático, que incluye a Israel y Palestina, corre el riesgo de caer en el olvido el sufrimiento diario de la población, especialmente de Gaza y los demás territorios, donde la necesidad de una ayuda humanitaria adecuada es cada vez más urgente.

En la Eucaristía el Señor acoge, santifica y bendice el pan y el vino que ponemos en el altar, junto con la ofrenda de nuestra vida, y los transforma en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, sacrificio de amor para la salvación del mundo. Dios se une a nosotros acogiendo con alegría lo que le presentamos y nos invita a unirnos a Él recibiendo y compartiendo con igual alegría su don de amor.

En muchos países se celebra la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, el Corpus Domini, y el Evangelio De Hoy narra el milagro de los panes y los peces (Lc 9,11-17). Más allá del prodigio, el milagro es un “signo”, y nos recuerda que los dones de Dios, incluso los más pequeños, crecen más cuanto más se comparten.

INTENCIONES DEL PAPA

El Papa León XIV nos invita a profundizar nuestra relación personal con Jesús y a aprender de su Corazón la compasión por el mundo.