Al recibir a los miembros de la Familia Vocacionista, el Papa Francisco les habló de la necesidad de mirar a los jóvenes que a menudo viven al día, pidiéndoles que se dediquen a la evangelización para «ayudar a las personas en el discernimiento espiritual».
Oración, anuncio y misión, estos son los tres «senderos» necesarios para cuidar de las vocaciones, que tanta falta hacen hoy.
«En primer lugar, la oración. Cada uno responda dentro de sí mismo, a esta pregunta que he hecho… no en voz alta, sino dentro de su corazón: ¿rezo por las vocaciones? ¿O sólo digo un Padrenuestro o un Avemaría, un poco de prisa?… ¿Llevo una oración intensa por las vocaciones?».
«Gracias a la oración uno se convierte en reflejo del amor del Padre por aquellos que encontramos a lo largo del camino».
«Acompañando a la oración está el anuncio, el anuncio del Señor».
«Hoy, ante el desconcierto de las personas, especialmente de los jóvenes, que a menudo se encuentran «viviendo al día», es necesario volver al anuncio de la Palabra para comunicar de manera sencilla y apasionada los contenidos de la fe».
«Esto es lo que les recomiendo: llegar a todos con la alegría del Evangelio, ayudar a las personas en el discernimiento espiritual, ¡gastarse en la evangelización!»
«El espíritu misionero, que debe renovarse constantemente. Se lleva adelante la misión: haciéndose capaces de acogida, de escucha y de cercanía».
«Les deseo que sean siempre un espacio abierto para la acogida y el cuidado de las vocaciones; un lugar de oración y discernimiento para quien busca; un lugar de consuelo para los quien está herido; un «taller del Espíritu» donde quien entra puede hacer la experiencia de ser moldeados por el divino artesano que es el Espíritu Santo».




