CUARESMANDO CON EL OBISPO JORGE

29. Nuestra oración personal y nuestras celebraciones litúrgicas comunitarias, deben acercarnos al Señor de verdad. A veces sospecho que en algunas de nuestras oraciones y celebraciones el Señor Jesús está ausente, falta su presencia o por lo menos, no la experimentamos. Necesitamos aprender a rezar y a celebrar en la Presencia del Señor. Les pido que no demos por hecho que el Señor está porque cumplimos los ritos personales o comunitarios. En las celebraciones de nuestras comunidades, en general se canta poco, o no se canta, se reza para adentro, casi en silencio, se llega justo a horario o tarde, los otros parecen que son de otro lugar, nos da lo mismo que estén o que no estén, se cuidan ciertos ritos, pero no procuramos participar todos de manera activa, consciente y fructuosa. ¿Se imaginan a Jesús caminando con sus discípulos y verlos rezar o celebrar así? ¿Qué se imaginan les diría? ¿Qué fibras interiores tocaría para invitarlos y provocar su conversión? Bueno, eso mismo nos diría y haría hoy con nosotros.

¿Cómo son nuestras celebraciones? ¿Alegres, fraternas, iluminadoras, esperanzadas?

¿Salimos de ellas reconfortados, animados, con nuevas energías para ir a nuestros hermanos?

¿Qué propósito podría hacer para vivir en la próxima celebración en la que participe?

«Siempre y en todas mis oraciones pido con alegría por todos ustedes, pensando en la colaboración que prestaron a la difusión del Evangelio, desde el comienzo hasta ahora.» (Fil. 1,4)

UN COMPROMISO DE TODA LA COMUNIDAD - Parroquia San Cayetano Chivilcoy

LA HOMILÍA DEL P. OSCAR

Homilía  P. Oscar – 22/12/2024

REFLEXIONES VARIAS

Obispo Jorge García Cuerva – 15/12/2024

LLEGARON LAS AGENDAS

DÍAS Y HORARIOS

Secretaría:
Miércoles y Viernes: 15:30 a 18:00 hs
Cáritas:
Martes y viernes de 15:00 a 17:30 hs
Misas en la Parroquia:
Miércoles a Sábados: 19.30 hs
Domingos: 10 hs

I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

El hablar bien y no hablar mal, es una expresión de la humildad, y la humildad es el rasgo esencial de la Encarnación, en particular del misterio del Nacimiento del Señor, que nos disponemos a celebrar.