27. Los gestos del amor y del servicio, al estilo del lavado de los pies, no vienen por ser más o menos creativos, sino, vienen si le ponemos pasión a cada relación, si vivimos apasionados por el otro y no permitimos que nuestro corazón se enfríe y se convierta en una roca. Piénsenlo en sus relaciones cotidianas: la de los esposos, los padres con sus hijos, los familiares, los amigos, los compañeros de trabajo y de la vida, los vecinos, etc. En cualquiera de estos vínculos fundamentales, seguramente en esta cuaresma podés sentirte interpelada/o a realizar hacia el otro un gesto concreto, jugado e inédito. ¡Pensalo, rezalo y hacelo! No lo dudes, ¡Hacelo! ¡Arriesgate!
¡Apasionados en nuestras relaciones!