LA TOTALIDAD DEL MISTERIO PASCUAL

Las principales celebraciones de la Semana Santa se resumen en los tres días previos a la Pascua, que incluyen la misa de la Cena del Señor, la conmemoración de la Pasión y la solemne Vigilia Pascual.

Las principales celebraciones de la Semana Santa se resumen en el triduo pascual, que incluye la misa de la Cena del Señor, la conmemoración de la Pasión y la solemne Vigilia Pascual.

Las diferentes fases del misterio pascual se extienden a lo largo de los tres días como en un tríptico: cada uno de los tres cuadros ilustra una parte de la escena; juntos forman un todo. Cada cuadro es en sí completo, pero debe ser visto en relación con los otros dos.

Así lo expresa la liturgia: ‘Cristo redimió al género humano y dio perfecta gloria a Dios principalmente a través de su misterio pascual: muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró la vida. El triduo pascual de la pasión y resurrección de Cristo es, por tanto, la culminación de todo el año litúrgico’.

Esos tres días, que comienzan con la misa vespertina del Jueves Santo y concluyen con la oración de vísperas del Domingo de Pascua, forman una unidad, y como tal deben ser considerados.

Por consiguiente, la pascua cristiana consiste esencialmente en una celebración de tres días, que comprende las partes sombrías y las facetas brillantes del misterio salvífico de Cristo.

Jueves Santo

El Jueves Santo se celebra la misa crismal en la que se consagra el santo crisma, se bendicen los óleos que se utilizarán en los sacramentos durante el año y se renuevan las promesas sacerdotales. De acuerdo con las indicaciones de la Congregación para el Culto Divino, las conferencias episcopales pueden trasladar esta fecha. En la Argentina, en algunas jurisdicciones eclesiásticas ya se celebró.

Ese día también se celebra la misa de la Cena del Señor. En esta Eucaristía la Iglesia revive la despedida de Jesús y celebra la caridad fraterna, a través de dos gestos: el testimonial, con el lavatorio de los pies y el sacramental, con la institución de la Eucaristía, en la Última Cena del Señor. Algunos obispos repiten ese gesto servicial en cárceles, hogares de recuperación de adictos, geriátricos, hospitales, tal como lo hace el Papa Francisco.

Posteriormente se acompaña a Jesús en la Hora Santa. En el Huerto de los Olivos, Jesús vive de manera anticipada su Pasión y Muerte. Jesús es entregado por Judas y abandonado por los demás discípulos. Es tradición visitar siete “monumentos” (iglesias) entre la noche del Jueves Santo y antes de los oficios del Viernes Santo. En el monumento se resalta la Eucaristía y se expone, de manera solemne para la adoración de los fieles.

Viernes Santo

El Viernes Santo, jornada dedicada a la solemne acción litúrgica de la pasión y muerte del Señor. Es el único día del año que no se celebra la Eucaristía. Es un día de silencio para recordar la Crucifixión de Cristo.

En las iglesias se cubren las imágenes con una tela morada, igual que el crucifijo, y el sagrario está abierto para indicar que Jesús no está.

El Viernes Santo se vive de varias maneras: Guardando ayuno y abstinencia; acompañando a Jesús meditando el viacrucis; meditando las siete palabras de Jesús, que son las últimas siete frases que pronunció Jesús antes de su muerte; participando en la Adoración a la Cruz, con amor, respeto y devoción.

Sábado Santo

El sábado es un día para la meditación, paz y reposo, sin misa ni comunión y con el altar desnudo. En la noche se celebra la solemne vigilia pascual, en la celebramos la Resurrección de Cristo, la esperanza de la salvación del mundo. Se bendice el fuego nuevo y el cirio pascual, se hace el anuncio pascual, se leen las lecturas bíblicas que narra el plan salvador de Dios, se canta el Gloria, se repican las campanas para anunciar que Cristo ha resucitado y se renuevan las promesas bautismales.

El Domingo de Resurrección

Es el día más importante del año. Jesucristo resucitó. Jesús cumplió su promesa y nos salvó a todos. No cabe la menor duda de la importancia de este acontecimiento histórico que incumbe a toda la humanidad. Se celebra la misa de la Resurrección del Señor. En Roma, el Santo Padre imparte al mundo la bendición Urbi et Orbi.(a la ciudad y al mundo) para anunciar al mundo la alegría de Jesús Resucitado.

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