ADORO TE DEVOTE
Este hermoso poema fue compuesto por santo Tomás de Aquino en el siglo XIII a petición del Papa Urbano IV para la solemnidad del Corpus Christi. Contiene siete estrofas que hablan del misterio de la Eucaristía: Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, se da como alimento en el pan y en el vino. Los sentidos no lo saben. Sólo la Fe lo puede percibir. Desconocemos cuándo fue musicalizado; permanecerá en el anonimato la identidad del compositor que le regaló a la Iglesia uno de los cantos más importantes de su tradición litúrgica.
Hoy, Jueves Santo, día en que revivimos el momento en que Jesús, por primera vez y ante sus amigos pronunció las palabras que se siguen repitiendo en las grandes catedrales y en las pequeñas capillas… «Este es Mi Cuerpo, esta es Mi Sangre», queremos escucharlo y rezarlo agradeciendo por tanto amor.
La versión que publicamos es la arreglada y preparada por el Grupo Canto Católico (https://www.cantocatolico.org/)
Te adoro con devoción, Dios escondido,
oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;
pero basta el oído para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
sin embargo, creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vió Tomás
pero confieso que eres mi Dios:
haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere y que te ame.
¡Memorial de la muerte del Señor!
Pan vivo que das vida al hombre:
concede a mi alma que de Ti viva
y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, Pelícano bueno,
límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo oculto,
te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío:
que al mirar tu rostro cara a cara,
sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.