Los nuevos tiempos demandan la capacidad de adaptarnos y adecuarnos a la vida de las personas, siendo capaces de ser presencia de Dios en el mundo. Sentimos la necesidad de que los espacios de escucha y formación sean adecuados a los desafíos y las dificultades de la gente. Encontramos situaciones de profunda dificultad en la vida de nuestros hermanos.
La luz del Evangelio nos ayuda en el discernimiento de los criterios a seguir y de cómo transmitir la fe, pero también tenemos que generar espacios de escucha en los que animarnos con sinceridad a decirnos lo que vemos, lo que nos está pasando, los desafíos que se nos presentan, las problemáticas que traemos, el cansancio que muchas veces llevamos, los miedos que nos paralizan.
Ser capaces de encontrarnos y hablar con transparencia, sin miedo a ser juzgados, y que así sea el modo de vida en nuestras comunidades, posibilitaría una mejor tarea evangelizadora.
4to Documento de Trabajo
1º Sínodo Arquidiocesano
Evangelización y Catequesis Hoy