LOS JÓVENES DEL MUNDO A LISBOA

«¿Por qué Lisboa?» – Episodio 2

Luis Enrique Delgado tiene 30 años, es de México y se prepara para la Jornada Mundial de la Juventud de Lisboa 2023.

Viajar a la capital portuguesa «es una respuesta al llamado de Cristo para seguir construyendo el Reino», cuenta el joven mexicano, recordando su primera JMJ, la de Río en 2013, hace 10 años. Allí se dio cuenta de que Dios le pedía dar algo más a la Iglesia y a la sociedad. Gracias a haber captado esa intuición, que fue una efusión del Espíritu Santo que sopló con vigor en su corazón, ha crecido personal y profesionalmente en su camino como diseñador y director creativo para instituciones religiosas. Esta aventura le permite hoy volver a este evento, con el propósito de pasar el timón a otros jóvenes deseosos de servir a Cristo.

Esa JMJ fue una «experiencia transformadora» para él y la semilla que plantó, para hacerla germinar y ejercitar el sano olvido de sí mismo, para poder vivir no solo centrado en lo que él necesita, sino en lo que el mundo requiere de él también.

El encuentro internacional de jóvenes en 2023 llega, para Luis, en un momento de esperanza y vinculación, pero una esperanza sobria, no ruidosa, como una vela con una flama muy pequeña que no termina de apagarse e ilumina mucho la oscuridad en un mundo signado por la adversidad, en la que siente especialmente la vocación de ser luz y sal.

«Siempre y en todas mis oraciones pido con alegría por todos ustedes, pensando en la colaboración que prestaron a la difusión del Evangelio, desde el comienzo hasta ahora.» (Fil. 1,4)

UN COMPROMISO DE TODA LA COMUNIDAD - Parroquia San Cayetano Chivilcoy

LA HOMILÍA DEL P. OSCAR

Homilía  P. Oscar – 22/12/2024

REFLEXIONES VARIAS

Obispo Jorge García Cuerva – 15/12/2024

LLEGARON LAS AGENDAS

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I SÍNODO ARQUIDIOCESANO – DOCUMENTO FINAL

3 MINUTOS DE RETIRO

MENSAJES DIARIOS DEL PAPA

El hablar bien y no hablar mal, es una expresión de la humildad, y la humildad es el rasgo esencial de la Encarnación, en particular del misterio del Nacimiento del Señor, que nos disponemos a celebrar.