(zenit – Larissa I. López) Hoy se realiza en la Academia Pontificia de Ciencias Sociales del Vaticano la Conferencia titulada “Nueva Formas de Fraternidad Solidaria de Inclusión, Integración e Innovación (I+I+I)”.
En este encuentro participan economistas, ministros de finanzas y economía, presidentes de bancos y miembros de parlamentos de varios países del mundo, entre ellos Estados Unidos, México, Ecuador, El Salvador, Paraguay, Colombia, Perú, Argentina y España.
Solidaridad en la Iglesia
En el folleto explicativo difundido por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, la Academia Pontificia de Ciencias Sociales describe que a lo largo de su vida, “Jesús no solo predica la justicia, sino que la practica y la vive a través de la solidaridad y misericordia con el prójimo, especialmente con los más postergados”. Además, propone como mandamiento más importante, el “Ama al Señor, tu Dios, [y] ama a tu prójimo como a ti mismo (Mt 22, 37-39)”, marcando “un nuevo paradigma para medir nuestras propias acciones y la eficacia de nuestras instituciones”.
Del mismo modo, el folleto recuerda que la solidaridad “es uno de los tres pilares de la Doctrina Social de la Iglesia, junto a la subsidiaridad y al bien común (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 160)” y cómo Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco “han puesto especial énfasis en la noción de solidaridad”.
Opción por los pobres
El texto remite también a las palabras del Papa Francisco en la Encíclica Laudato Si’ “en las actuales condiciones de la sociedad mundial, donde hay tantas desigualdades y donde cada vez hay más personas marginadas, privadas de los derechos humanos fundamentales, el principio del bien común se convierte inmediatamente, como consecuencia lógica e ineludible, en una llamada a la solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres (158)”.
E igualmente pide que “no imaginemos solamente a los pobres del futuro, basta que recordemos a los pobres de hoy, que tienen pocos años de vida en esta tierra y no pueden seguir esperando. Por eso, además de la leal solidaridad intergeneracional, se ha de reiterar la urgente necesidad moral de una renovada solidaridad intrageneracional (162)”.