Señor, ¿a quién iremos?
«¿También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro le contestó: – «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»
Señor, a quién iremos
si tú eres nuestra vida;
Señor, a quién iremos
si tú eres nuestro amor,
si tú eres nuestro amor.
Quién como tú conoce
lo insondable de nuestro corazón;
a quién como a ti le pesan
nuestros dolores, nuestros errores
quién podría amar cómo tú
nuestra carne débil, nuestro barro frágil.
Señor, a quién iremos
si tú eres nuestra vida;
Señor, a quién iremos
si tú eres nuestro amor,
si tú eres nuestro amor.
Quién como tú confía
en la mecha que humea en nuestro interior
quién como tú sostiene
nuestra esperanza malherida
y nuestros anhelos insaciables
quién como tú espera nuestro sí de amor.
Señor, a quién iremos
si tú eres nuestra vida;
Señor, a quién iremos
si tú eres nuestro amor,
si tú eres nuestro amor.